El páncreas es una glándula alargada, de unos 20 cm de largo, que se encuentra detrás del estómago, muy cerca del duodeno. Aunque muchas veces pasa desapercibido, es un órgano clave , y forma parte tanto del sistema digestivo como del sistema hormonal.
El páncreas tiene dos funciones principales:
Función digestiva (función exocrina). Produce enzimas digestivas que ayudan a descomponer los alimentos en partes más pequeñas, para que el cuerpo pueda absorberlos.Las enzimas son secretadas normalmente en forma inactiva; solo se activan cuando alcanzan el tubo digestivo. Estas enzimas viajan hasta el intestino delgado en forma inactiva; solo se activan cuando alcanzan el tubo digestivo:
Carbohidratos (enzima amilasa).
Grasas (enzima lipasa).
Proteínas(proteasas; enzima tripsina).
Además, el páncreas también secreta grandes cantidades de bicarbonato sódico, que protege el duodeno al ejercer una acción neutralizadora sobre el quimo procedente del estómago, protegiendo así el intestino delgado.
Función hormonal (función endocrina). Produce hormonas que regulan los niveles de azúcar en la sangre:
Insulina, disminuye el nivel de azúcar (glucosa) en sangre, ya que transporta el azúcar hacia el interior de las células.
Glucagón, lo contrario: aumenta el azúcar en sangre cuando los niveles son bajos, liberando glucosa almacenada en el hígado.
Somatostatina, inhibe la liberación de insulina y glucagón, dependiendo de las necesidades del organismo.
Además, el páncreas produce somatostatina, otra hormona que regula y equilibra la liberación de insulina y glucagón, y ayuda a controlar la digestión.
La nutrición desempeña un papel esencial en el manejo de diversas patologías pancreáticas, ya que una alimentación adecuada puede ayudar a reducir la inflamación, apoyar la función exocrina y endocrina del páncreas, y mejorar la digestión y el metabolismo de los nutrientes, dependiendo del diagnóstico específico.
Cada enfermedad del páncreas puede beneficiarse de estrategias nutricionales adaptadas que no solo alivien los síntomas inmediatos, sino que también contribuyan a la prevención de complicaciones como la insuficiencia pancreática o la diabetes secundaria.
Mediante un enfoque nutricional personalizado, se busca optimizar la función pancreática, mantener un estado nutricional adecuado y minimizar el impacto de estas patologías en la calidad de vida del paciente.
Las recomendaciones dietéticas y las dietas dietoterapéuticas, deben adaptarse a cada persona según al contexto clínico, su tolerancia digestiva y su cultura alimentaria. La información ofrecida en esta web es general y no sustituye una pauta individualizada. Por ello, la educación nutricional es fundamental: educar al paciente es clave para aprender a manejar la enfermedad y los síntomas de forma eficaz, permitiendo tomar decisiones informadas que favorezcan la salud del páncreas a largo plazo.
La pancreatitis crónica es una inflamación persistente del páncreas que causa daño progresivo al tejido pancreático, lo cual afecta tanto su función digestiva (exocrina) como hormonal (endocrina). Puede estar relacionada con el consumo prolongado de alcohol, antecedentes de pancreatitis aguda, enfermedades autoinmunes o causas genéticas. A lo largo del tiempo, puede provocar dolor abdominal crónico, pérdida de peso, diarrea grasa (esteatorrea) y, en muchos casos, diabetes secundaria. Desde el punto de vista nutricional, el tratamiento se enfoca en prevenir la desnutrición, controlar los síntomas digestivos y reducir la sobrecarga funcional del páncreas. Es fundamental mantener una alimentación adecuada en energía y nutrientes, con una ingesta controlada de grasas, especialmente durante los períodos de mayor sintomatología. En muchos casos, es necesario complementar el tratamiento con enzimas pancreáticas para mejorar la absorción de nutrientes. También se recomienda evitar el alcohol por completo, así como comidas copiosas o muy grasas, que pueden desencadenar dolor o malestar. Un seguimiento nutricional especializado permite adaptar la dieta a las necesidades individuales, prevenir deficiencias nutricionales y mejorar la calidad de vida.
La insuficiencia pancreática exocrina (IPE) es una alteración en la que el páncreas pierde su capacidad de producir o liberar suficientes enzimas digestivas, lo que afecta la absorción de grasas, proteínas y otros nutrientes. Suele ser consecuencia de enfermedades como la pancreatitis crónica, la fibrosis quística, el cáncer de páncreas o después de ciertas cirugías digestivas. Los síntomas más frecuentes incluyen diarrea, heces grasas (esteatorrea), distensión abdominal, pérdida de peso involuntaria y deficiencias de vitaminas liposolubles (A, D, E, K). El tratamiento de la IPE se basa en la reposición de enzimas pancreáticas mediante suplementos específicos y en una alimentación ajustada a las necesidades individuales. Desde el punto de vista nutricional, es fundamental asegurar una ingesta adecuada de energía, proteínas y grasas, sin restricciones innecesarias, ya que una dieta demasiado baja en grasa puede agravar la malabsorción. Se recomienda acompañar las comidas principales y snacks con la dosis correspondiente de enzimas, adaptada a cada persona. En algunos casos, puede ser necesario suplementar vitaminas y minerales, especialmente si existen signos de déficit nutricional.
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